Con un poco de habilidad y paciencia es posible crear un pequeño y original jardín dentro de un recipiente de cristal de cualquier tipo. Servirá desde un frasco a una pecera, lo importante es que sea de cristal y transparente, y con una boca suficientemente amplia como para poder manipular las plantas sin problemas. Si la boca dispone de cierre, conviene abrirlo de vez en cuando para renovar el aire.
El tamaño del recipiente será decisivo para el número de plantas que podamos incluir. En el fondo debe disponerse un drenaje adecuado de unos 5 centímetros compuesto por guijarros y carbón vegetal. Sobre esta capa se dispone la tierra vegetal donde se acondicionarán las plantas, siendo las especies más apropiadas las de pequeño tamaño y crecimiento lento. Una buena combinación resulta de mezclar las de crecimiento pegado al suelo con las de porte mayor, para lograr un conjunto armónico y elegante. En estos recipientes se pueden cultivar plantas delicadas que exijan un ambiente húmedo y temperatura constante, pues el microclima que se crea es similar al de un invernadero, recibiendo la luz que necesitan a través del cristal sin estar expuestas a variaciones de temperatura ni a corrientes de aire.
Una vez colocadas las plantas en el interior del recipiente debe apelmazarse bien la tierra para que queden bien sujetas, y puede adornarse la superficie con piedrecillas de colores. El riego no debe ser frecuente ni con agua fría, pues el vapor de agua que se condensa en las paredes del recipiente cae en forma de gotas nuevamente a la tierra. Es preferible regar con un difusor proyectando el agua sobre las plantas.
Si no dispones de tiempo para hacer tu propio jardín, o mientras te decides a hacerlo, siempre puedes adquirir uno ya hecho, pues en el mercado existe una gran variedad.
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