lunes, 4 de febrero de 2013

POR SAN VALENTÍN, SELLA TU PROMESA DE AMOR ETERNO


La historia inventada por el escritor italiano Federico Moccia en 2006 en su novela “Ho voglia di te” (Tengo ganas de ti), que vendió más de un millón de ejemplares en poco tiempo, sigue extendiéndose por distintos lugares y perpetuándose como un romántico símbolo de amor. En el libro, el autor relata cómo un joven enamorado convence de su amor a una mujer con una leyenda inventada en la que los novios colocan un candado y una cadena en el tercer farol del lado norte del puente Milvio, a orillas del río Tíber, y después de cerrar el candado, tiran la llave al agua. Es posible que se inspirara en una tradición de Florencia según la cual la pareja de enamorados que ata un candado en el Ponte Vecchio, arrojando después su llave al río Amo, sella una promesa de amor eterno. También es posible que conociera la tradición del candado del amor que se extendió en la década de los 80 en una valla cerca de la Universidad de Pécs (Hungría), en la que hasta los Príncipes de Asturias sellaron su amor colocando un candado en 2004.

El caso es que el éxito de la novela y del rito llevó incluso a poner en peligro la integridad física de la farola y del puente romanos, ante la inmensa cantidad de candados que llegó a albergar. La ceremonia para sellar un pacto de amor pronto traspasó fronteras y actualmente pueden verse miles de candados por numerosas ciudades italianas y de otros países europeos como Francia y España. Este ritual de enamorados se realiza principalmente en puentes sobre ríos, pero también son muchas las verjas de metal de distintos lugares a donde los jóvenes acuden con un candado grabado con sus iniciales, en lo que se ha convertido en moderna forma de compromiso. Por supuesto, las verjas a las que se acercan los enamorados para prometerse amor eterno son lugares dotados de una magia especial, por ello no nos extraña que también en nuestro jardín hayan aparecido estos símbolos de amor perpetuo, quizá atraídos por la magia del olivo que esconde en su interior. Árbol sagrado desde épocas antiguas, elemento protector y poseedor de gran simbolismo, puede convertirse el próximo 14 de febrero, Día de los Enamorados, en testigo mudo de la promesa de amor eterno que todas aquellas parejas que nos visiten quieran sellar.

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