Las dos plagas más habituales en las plantas, e identificables a simple vista, son los pulgones y las cochinillas.
Los primeros miden unos 3 mm. y sienten predilección por los brotes nuevos y tiernos de las plantas. Las hojas se vuelven amarillentas o descoloridas, y cubiertas de una capa viscosa. En los meses de más calor, los pulgones pueden aparecer asociados a un hongo y a una cantidad enorme de hormigas.
Las cochinillas se diferencian de los pulgones en que afectan a la planta en su totalidad, y las hojas pierden su color y se deforman. Se reproducen mediante huevos y muy rápidamente.
En ambos casos resulta complicado combatir las plagas y hacer desaparecer por completo a los insectos, pero podemos intentar tenerlos bajo control, pulverizando las hojas con agua de lejía o limpiando las hojas con un algodón empapado en alcohol.
También es interesante conocer la existencia de plantas que nos pueden ayudar a repeler a estos invitados indeseados de una forma natural. A continuación enumeramos algunas de las plantas que resultan eficaces en esta tarea, además de resultar vistosas y decorativas en el huerto o jardín:
La ajedrea evita que los gorgojos y pulgones ataquen a las plantas leguminosas.
El ajenjo elimina los insectos, en particular el de la patata.
La albahaca y el perifollo repelen el hongo Mildiu, resultando ideal para intercalarlas entre los cultivos de tomates, pepinos o pimientos.
El romero es eficaz combatiendo las plagas que afectan a coles, judías o zanahorias.
La capuchina aleja a los pulgones que atacan distintas especies frutales y ornamentales.
El cebollino ayuda en la lucha contra la plaga que ataca a los cultivos de zanahorias.
El hinojo resulta perfecto para proteger árboles propensos a pulgones, como los perales.
La ruda, plantada cerca de frambuesos y rosales, ahuyenta a los roedores.
La ipomea evita que las hormigas asciendan por los tallos tiernos de los árboles.
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