Ahora que nos encontramos en pleno invierno, y ante el riesgo de que las heladas dañen a nuestras plantas, debemos tener presentes algunas recomendaciones.
Se dice que se produce una helada cuando la temperatura del aire, medida a un metro y medio del suelo, es igual o inferior a 0ºC. El peligro no es muy grande hasta los -2ºC, sobre todo si la helada no supera los 15 minutos. Pero si dura más de tres horas, los perjuicios pueden ser importantes.
En el caso de plantas de interior, debemos introducirlas dentro de la casa, colocándolas en un lugar con suficiente luz y alejado de corrientes. El sitio más adecuado es cerca de una ventana y lejos de los radiadores, para evitar que el excesivo calor reseque la planta. También ayudará que utilicemos un humidificador o que las rociemos con agua tibia.
Las plantas exteriores que se encuentren en macetas se deben colocar en lugares más resguardados del viento, procurando que sea fuera de zonas hundidas, ya que es donde normalmente se producen las heladas. Es en estas zonas donde el aire se queda embolsado y no puede escapar. Lo ideal es un lugar elevado y al mismo tiempo protegido del viento. En cualquier caso, si se trata de plantas exteriores exóticas no acostumbradas al frío, deberán trasladarse al interior. Para proteger la planta, podemos forrar la maceta con tela, plástico o fibra de coco especial para ese cometido. Asímismo, podemos colocar las macetas dentro de otras más grandes y rellenar el espacio hueco con paja. Las hojas y flores pueden protegerse con plásticos colocados sobre un soporte o armazón, evitando el contacto directo.
En el caso de plantas exteriores plantadas en grandes contenedores o en el suelo, lo fundamental es proteger las raíces para que no se hielen. Para ello se puede utilizar la técnica del acolchado, consistente en cubrir el suelo con una capa de unos cuatro dedos de algún material aislante como corteza de pino, paja u hojas de árboles. Hay que recordar efectuar esta labor antes de que el suelo se encuentre helado, pues en otro caso el acolchado no haría sino empeorar los daños al mantener una capa de hielo permanente.
Crear un topiario no es sencillo, se requiere esfuerzo y técnica, aunque los resultados son impresionantes y aportan un toque original y elegante al jardín. Lo más habitual es utilizar algún tipo de armazón que permita podar la planta posteriormente, como si se tratase de una plantilla. Una vez creada la estructura, simplemente tenemos que esperar a que la planta crezca lo suficiente como para darle la forma deseada.
Al principio podemos comenzar con figuras sencillas como pirámides o rectángulos. Para ello bastará con un puñado de cuerdas y unas buenas tijeras. Otra técnica sencilla es utilizar un marco rectangular e ir podando todo lo que sobre mientras se mantiene al mismo nivel. Una vez cojamos confianza, podremos empezar a crear estructuras con alambre, sobre las que ir podando a medida que crece la planta.
